Desde hace seis años, Able Human Motion intenta paliar el vacío tecnológico que afectaba al sector de la rehabilitación en clínicas y hospitales. “Visitaba hospitales de referencia en rehabilitación y aunque todo había cambiado, el departamento de rehabilitación no, seguían trabajando con aparatos mecánicos, barras laterales… Me sorprendió mucho”, comenta Carnicero.
Así comenzó la idea de aplicar la robótica a la rehabilitación, combinada con la terapia convencional, para ofrecer los máximos beneficios a los pacientes. ¿El problema? Estos aparatos son pesados, caros y difíciles de utilizar en sesiones de 45 o 60 minutos, por el tiempo que se tarda en hacer los ajustes de un paciente a otro. De ahí que el objetivo inicial de Able Human Motion haya sido democratizar estos exoesqueletos.
“Hemos puesto en valor al paciente y al terapeuta, simplificando la tecnología y haciendo varias innovaciones para bajar el coste de fabricación y comercializarlos de forma más económica sin comprometer su eficacia”, cuenta Carnicero. Al facilitar el movimiento de pacientes que han perdido la función de la marcha, de forma total o parcial, estas máquinas ayudan a recuperar la confianza en sí mismos, pero también a luchar contra otras comorbilidades derivadas de la falta de movilidad. Ahora trabajan para que puedan usarse a nivel particular a partir de 2026.