Para las personas con discapacidad, entrar en el mercado laboral supone, claro está, acceder a la autonomía que da un salario, pero también sentir que pueden aportar a la sociedad, al tiempo que ganan confianza y seguridad en sí mismos. Una misión que la empresa Sifu facilita desde hace treinta años, prestando especial atención a las personas con dificultades especiales, como enfermedades mentales o grandes capacidades física o sensoriales, donde las estadísticas de inserción profesional son aún más alarmantes.
”Con el tiempo vimos que hay personas con discapacidad que lo tienen más complicado para integrarse en el mercado laboral que otras. Nosotros, como entidad referente, teníamos que luchar para que este colectivo con más dificultades tuviera sus oportunidades”, señala Campabadal Blanco, presidente del grupo, quien ha decidido seguir los pasos de su padre, fundador de esta aventura.
En tres décadas, han pasado de ofrecer únicamente servicios a comunidades de vecinos a trabajar con grandes empresas, a dar empleo hoy a más de 8.000 personas.