Supergiz es, como lo describe González, el proyecto estrella de Autofabricantes, un grupo de investigación multidisciplinar surgido en 2015 con la intención de poner la tecnología al servicio de personas con discapacidad funcional y neuronal. Tras varios años de vida y siete líneas de investigación que dieron luz a proyectos de calado social, en 2020 crearon Supergiz, prótesis de mano y brazo “sin comparación con lo que existe en el mercado”.
Después de realizar un estudio de mercado, vieron que en España había 90.000 personas “abandonadas”. Esto se debe a que las prótesis mioeléctricas están pensadas para personas a las que les falta una mano. “Pero si te faltan dedos o una parte del antebrazo, la sanidad no te ofrece nada. Supergiz tiene la ventaja de que es práctica, está pensada para actividades cotidianas y personalizada, hecha a la medida del muñón”, explica González.
Siguieron las pautas marcadas por niños y niñas con los que ya colaboraban: querían una prótesis ligera, práctica, divertida y, sobre todo, que no imitase una mano. Su empresa cuenta ya con 35 accesorios que permiten a los usuarios montar en bicicleta, tocar la guitarra, remar y hasta jugar a la consola. “Además de cubrir una necesidad social, vimos que Supergiz podía tener un nicho de mercado, y en 2022 creamos la start-up”, añade.
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