Con el envejecimiento de la población y la caída de la natalidad, cada vez más personas sufren en su propia piel la falta de accesibilidad en los espacios comunes de edificios, pero también en los espacios públicos.
“Hicimos un estudio hace unos años que nos decía que había 100.000 personas en España que no podían salir. Cuando ayudamos a las personas con problemas de movilidad a tener esa movilidad y a no depender de otras personas las ayudamos a ganar autonomía”, explica Pallàs, que recuerda que aunque la legislación les acompaña los cambios no se producen con la rapidez necesaria.
La Fundación cuenta con un programa de ayudas económicas para favorecer las obras de accesibilidad y hace estudios sobre la accesibilidad, así como acciones que ayudan a que personas que no se ven afectadas por estos inconvenientes puedan empatizar con quienes son prisioneros en sus propias casas.