La historia de Timpers empezó en el vestuario de un club de fútbol para ciegos de Alicante. “Mis socios habían hecho una marca de zapatillas y las llevaron un día al vestuario para ver si los jugadores les comprábamos. Les sorprendió ver cómo veíamos los zapatos: tocándolos mucho, viendo qué materiales tenían, qué texturas”, cuenta Diego Soliveres, quien es también ciego.
La curiosidad de la escena fue abriendo paso a la idea de crear una zapatilla inclusiva, atractiva para los ciegos. Pero lo que empezó como un prototipo al margen de una empresa de zapatos más, acabó por convertirse en el debut de Timpers, que pretende derribar todas las barreras que hay en cuanto a la diversidad en el ámbito sociolaboral.
Zapatillas de buena calidad, con un apetito por las texturas marcadas y el contraste de colores, y donde la marca aparece también escrita en braille. Soliveres se unió al proyecto en 2018, que ahora ha abierto la puerta a incluir hasta un 30 % de trabajadores sin discapacidad con el objetivo de seguir creciendo y destacar no sólo por el alma social de la empresa, que continuará porque además son centro especial de empleo, también por la calidad de su producto.
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